No tengo fuerzas para escribir.
Estoy borracho, lo sé.
Estoy borracho por ti.
Porque siento que te escapas
que no te alcanzo
que el tren avanza más rápido
que mis propios pasos.
Hoy estoy borracho
de angustias y de penas
que quemo en este vaso
cargado de ginebra.
No te conozco.
No se quien eres.
y estoy borracho.
Necesito ver y sentir
la mirada tuya en mis ojos
como el alcohol en mis venas.
Digo que pienso en ti
pero miento,
no eres tú, sino mil
las personas que veo
y no siento mías.
Más lejano es el punto final.
Acaba este teatro.
Esta orgía sin nombre
de sentimientos
profanos y absurdos,
este epílogo con resquemor.
Aunque creo que lo sabes
yo también he sufrido
y veo cada instante
que te alejas de mi.
Quisiera saber
por un segundo
lo que pasa por tu mente
las palabras prohibidas,
tenerte
en mi pecho dormida
y saber que las heridas
a veces también sanan.
Hoy estoy borracho por ti
y por el espejismo de la muerte
prematura esencia
de tu olvido.
Quiero perder el control
y el sentido
cuando te acercas
y robas mi aliento
el fuego interno
que corre por mi sangre.
Daría lo que fuera
por olvidarte
pero lo siento,
no puedo.
Daría lo que fuera
por recordarte
cuando aún no existías
y mi vida lloraba por nosotros.
Cuando aún no moría
por tocarte.
Te juro, mi vida,
que daría lo que fuera
por emborracharme sin esa canción
sin ese estribillo que tarareas.
Cuando todo era simple
y mis lágrimas no lloraban
por ti.
Que esta noche quiero emborracharme
y llorar sin tu recuerdo
sin sentir el desastre
que fue querernos.
Y no dejo de soñar.
Dos manos ancladas a un piano
y el miedo encendido en alcohol
gritando
llorando, oprimido
escondido, perdido, acojonado
asustado, destrozado, rebentado, ¡muerto!
En una esquina,
en un rincón oscuro
Desgarrándose.