domingo, 28 de febrero de 2016

Borracho

No tengo fuerzas para escribir.
Estoy borracho, lo sé.

Estoy borracho por ti.

Porque siento que te escapas
que no te alcanzo
que el tren avanza más rápido
que mis propios pasos.

Hoy estoy borracho
de angustias y de penas
que quemo en este vaso
cargado de ginebra.

No te conozco. 
No se quien eres.

y estoy borracho.

Necesito ver y sentir
la mirada tuya en mis ojos
como el alcohol en mis venas.

Digo que pienso en ti
pero miento,
no eres tú, sino mil
las personas que veo

y no siento mías.

Más lejano es el punto final.

Acaba este teatro.


Esta orgía sin nombre
de sentimientos
profanos y absurdos,
  este epílogo con resquemor.

Aunque creo que lo sabes
yo también he sufrido
y veo cada instante
que te alejas de mi.
Quisiera saber
 por un segundo
lo que pasa por tu mente
las palabras prohibidas,

tenerte

en mi pecho dormida
y saber que las heridas
a veces también sanan.

Hoy estoy borracho por ti
y por el espejismo de la muerte
prematura esencia

de tu olvido.

Quiero perder el control
 y el sentido
cuando te acercas
 y robas mi aliento
el fuego interno
que corre por mi sangre.

Daría lo que fuera
 por olvidarte 
pero lo siento,

no puedo.

Daría lo que fuera
 por recordarte
cuando aún no existías

y mi vida lloraba por nosotros.

Cuando aún no moría
por tocarte.

Te juro, mi vida,
que daría lo que fuera
por emborracharme sin esa canción
 sin ese estribillo que tarareas.

Cuando todo era simple
y mis lágrimas no lloraban 

por ti.

Que esta noche quiero emborracharme
y llorar sin tu recuerdo
sin sentir el desastre
que fue querernos.

Y no dejo de soñar.

Dos manos ancladas a un piano
y el miedo encendido en alcohol
gritando
llorando, oprimido
escondido, perdido, acojonado
asustado, destrozado, rebentado, ¡muerto!

En una esquina,
en un rincón oscuro


Desgarrándose.

viernes, 19 de febrero de 2016

Y habrá que esperar

Y habrá que esperar
que los errores se enmienden,
que el tiempo pase 
y las heridas sanen.

Y habrá que esperar
a que cicatricen los cortes,
que las marcas de la piel
sean borradas de la memoria.

Y habrá que esperar
que las farolas fugaces
nos roben de nuevo la vida
y ahoguen en olvido la ponzoña.

Y habrá que esperar
que no todo es rápido ni fácil,
cuando las lágrimas perdidas
se tiñen de negro y carcoma.

Y habrá que esperar
aunque espero no mucho,
para que de nuevo seas la niña
de ojos felices y profundos.

miércoles, 17 de febrero de 2016

A fuego lento

Esta noche he soñado contigo
no era nada importante,
no era mágico o especial.
Pero durante un momento
podía sentir lo que es mirarte.
Veía tu pelo ondear al viento
y tus ojos perderse en la tarde.
Sonreías como nunca antes lo has hecho
sonreías a la vida, 
a las ganas de ser feliz.
Porque en el fondo lo eras,
aunque fuera sin mí.
No importa que no me quieras
mientras sonrías estaré bien.
Se que no todo llega,
a veces, ni a su debido momento,
no espero que lo entiendas,
ni que sientas lo que yo siento.
Sólo espero recordarte, 
como te he visto hoy,
que al cerrar los párpados te sueñe
una vez tras otra, como en bucle,
y creer que en otra vida 
nos soñaremos juntos
y serán nuestros labios
los que unidos, a fuego lento,
sellarán poco a poco la tarde. 

jueves, 11 de febrero de 2016

El hombre más frío.

Y ser el hombre más frío,
olvidar sueños rotos
y grabar a fuego las heridas.
Llorar por dentro las mentiras
que me dejó aquel niño,
que una vez fui yo, hace años.
Desgrabar cada suspiro resignado
de saber que vivo la vida sin ti,
que nunca estaré a tu lado.
Y ser el hombre más frío,
sin dolor ni penas,
siguiendo el exilio de la condena
sabiendo que son mis cadenas
el afilado cuchillo
que cada noche recorta
la Luna, más blanca y llena.

domingo, 7 de febrero de 2016

Pueblo

Y las gotas estallan en el cristal
haciendo más evidente el silencio.
Y la noche se encapota
sin dar tregua ni consuelo.
La oscuridad se ciñe en mis manos
y el peso de los años 
hace chirriar las vigas
 que, alicatadas, unen el techo.
Es tarde para llorar por este pueblo,
un pueblo que, poco a poco,
se ahoga entre falsos espejismos
y relatos de hombres muertos.
No habrá quejidos, ni lamentos
que recompongan la bondad en las casas,
sólo atardeceres malheridos
apedreados por el sonido de las balas.
 Los pajes del yermo camino
serán los nuevos eremitas
a la espera de algo mejor,
un sendero que remiende las manchas.
Manchas de sangre,
manchas de mugre y traición,
manchas de hambre
manchas de miedo y carbón.
Y ahora llora y duerme, pueblo,
que el tiempo nunca para
y las horas se hacen largas,
cuando el humo invade tu nación.