A veces cuando sueño
el fuego es nuestro.
A veces, cuando no me despierto,
te giras y me abrazas.
A veces, si sueño,
tambièn te quiero.
Mientras, el ruido pasa
Y las horas se
hacen largas esperas,
en lo más profundo de esa mirada
de cuarto menguante.
Y las lenguas extranjeras
ya no me saben como antes,
que el adiós que me negaste escuece
aquí, justo aquí,
entre el alma y los pulmones.
A veces cuando sueño
el fuego es nuestro.
Y, a veces,
sin haberlo planeado
ardemos.